En la Serranía Baja conquense, a unos 54 kilómetros de la capital se encuentra la localidad de Pajaroncillo, y a unos 2 kilómetros de esta el paraje conocido como Las Corbeteras, donde el agua ha erosionado el paisaje y esculpido curiosas formas y chimeneas en la roca caliza entre las que el viajero puede pasear imaginando el paso de los siglos y cómo han modelado esas rocas durante millones de años.
El camino es una experiencia y una delicia para los sentidos. Cerros llenos de pinares, choperas y tierras de labor salpican hoces y riberas en un mosaico multicromático en el que se respira naturaleza. Paisajes para reconciliarse con la creación.
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