Valeria es la localidad que hará que el viajero se transporte a la época de la dominación romana. Su yacimiento arqueológico dispone de un Centro de Recepción de Visitantes. A partir de ahí, el viajero se dejará llevar por la herencia que la cultura clásica dejó en la provincia conquense e imaginará el esplendor de un asentamiento romano de singular importancia. El patrimonio y la belleza se unen en este lugar, en el que se pueden apreciar restos del foro con sus pórticos, de época de Augusto y que constituía el punto central de la ciudad, de la basílica, dedicada al culto al emperador, y de las tabernae, que contenían tiendas, almacenes y talleres.
Pero no puede el viajero abandonar Valeria sin disfrutar a lo largo y ancho del ninfeo, cuyo muro de contención se extiende 105 metros longitudinalmente. En origen la ornamentación que lo recubrió estaba dedicada a las ninfas, aunque en la actualidad sólo se pueden apreciar mínimamente dichos motivos. Resulta curioso también comprobar cómo las edificaciones se tuvieron que adaptar a la orografía del lugar, a las laderas de las montañas y a los bordes de la hoz, dando lugar esta última circunstancia a las "casas colgadas", que tienen huecos abiertos al acantilado que formó el río.
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