La Hoz del Júcar es un fenómeno natural provocado por la erosión de las aguas de este curso fluvial en la roca caliza sobre la que se erige la ciudad y que la rodea.
Este es uno de esos enclaves en los que la acción de la naturaleza y la del hombre se dan la mano para crear algo inigualable. Desde hace miles de años se ha ido fraguando lo que hoy nos puede maravillar, si lo observamos desde los muchos miradores existentes.
Los primeros pobladores de la ciudad aprovecharon las hoces, tanto esta como la del Huécar, como un foso natural, empleándolas como elemento defensivo. Con el paso de los años los usos y los aprovechamientos han ido cambiando.
El río Júcar y su hoz, además de regalarnos imágenes y paisajes increíbles nos proporciona un marco incomparable para practicar deporte, y muestra de ello es que cientos de conquenses aprovechan cada día este entorno para practicar disciplinas tan diversas como el piragüismo, el ciclismo, el atletismo, la escalada o el trekking.
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